La Electrólisis Percutánea Musculoesquelética (EPM o EPI) es una técnica mínimamente invasiva y altamente eficaz para el tratamiento de lesiones crónicas, especialmente tendinosas. Consiste en la aplicación de corriente galvánica a través de una aguja, que se introduce directamente en el tejido dañado bajo control ecográfico. Esta técnica provoca una respuesta inflamatoria controlada que activa los procesos de regeneración celular, reduciendo el dolor y favoreciendo la recuperación del tendón o tejido lesionado.
Por su parte, la Neuromodulación Percutánea es una técnica innovadora que consiste en aplicar una corriente de baja frecuencia cerca de los nervios periféricos para modular la actividad neuromuscular. Se realiza de forma ecoguiada, y su objetivo es estimular o resetear el impulso nervioso, mejorando así el funcionamiento muscular y reduciendo significativamente el dolor. Es especialmente útil en casos de dolor persistente, rigidez o pérdida de movilidad.
Ambos tratamientos son seguros, eficaces y permiten una recuperación funcional más rápida, siempre guiados por un profesional especializado y con el apoyo de tecnología ecográfica de alta precisión.